lunes, 28 de marzo de 2011

Estadísticas y números: Algunas relaciones sociológicas de las Semanas Santas

La culpa la tengo yo, eso es innegable. Como buen cofrade jerezano me gusta presumir y presumo de la belleza de la Semana Santa de mi tierra. Suelo decir que es ejemplo de tradición, de belleza, de arte y de historia. El público excelente, el marco incomparable y los sentimientos a flor de piel. Por la boca muere el pez.

Ya ni me acuerdo por qué aquella mañana de domingo me dio por consultar Wikipedia. Recuerdo que puse en su buscador: “Semana Santa de Jerez de la Frontera”. Comencé una lectura agradable, tranquila, sin sobresaltos, atendiendo a cada una de las líneas redactadas por algún entendido anónimo. A eso que veo algo que me llama poderosamente la atención: interés turístico nacional. Pinché en el enlace y apareció una lista de las Semanas Mayores que están catalogadas con este título. No conocía ni la mitad. Una tal Alcira, de Valencia, otra tal Jumilla (Murcia), Sorbas (Almería)... me dije entonces y en qué momento se me ocurrió: “¿estos pueblos tienen la misma importancia que mi Semana Santa de Jerez en el ámbito del turismo? algo falla aquí”.

Pasé a ver cuáles eran las Semanas Santas que estaban consideradas “de interés turístico internacional”. Sevilla, claro; Málaga, León, Salamanca y Zamora, es normal; ¿Orihuela? ¿Hellín? ¿Medina de Rioseco? ¿Cartagena? ¿Cuenca? ¿Lorca?... no me lo creo, lo siento pero no. La ignorancia acrecentaba mi rabia, me dije entonces y en qué momento se me ocurrió: “Jerez se merece estar entre este grupo de ciudades. Estoy seguro que es una de las que cuenta con mayor número de hermandades y estoy también seguro que es la que más cofradías por habitantes tiene”. Estúpido, Paco Antonio, estúpido.

Abrí cada uno de los 12 enlaces que contenían todo lo relacionado con estas fiestas “de interés turístico internacional”. Empecé a hacer un pequeño cuadro. A cada ciudad y pueblo añadí el número de hermandades, su población y la relación existente entre ambas. Añadí en esa lista a mi querido Jerez. Estos son los datos que obtuve:



Jerez de la Frontera, tercera ciudad con mayor número de hermandades de penitencia (y quinta de habitantes). También quinta en relación población-hermandades, resultados soberbios a priori. El problema es que le doy demasiadas vueltas a la cabeza y eso casi nunca es bueno. Me dije entonces y en qué momento se me ocurrió: “Es normal que Jerez tenga un gran número de hermandades porque es una ciudad grande, de población interesante y buen clima. Sin embargo nos superan en el ranking Pob/Her cuatro ciudades, dos de ellas capitales de provincia”.

Hellín y Medina del Campo, 35000 y 5008 habitantes, 29 y 17 cofradías, Albacete y Valladolid. Su historia y su arte merecen escritos aparte y los tendrán. Si Jerez tuviese el mismo porcentaje Pob/Her que estos lugares debería tener 173 y 709 cofradías respectivamente. La ciudad querida de Sevilla 583 y 2390. Sin palabras. Seguí investigando, para alcanzar la misma relación que tienen otras fiestas de interés turístico nacional, como las de Baeza, Tobarra y Sorbas, Jerez y Sevilla deberían tener 268 y 904, 382 y 1287, 1098 y 3701 hermandades respectivamente. Espectacular.

Tras meditar profundamente saqué una palabra, una conclusión, un sustantivo: humildad. Muchos creen que tenemos la segunda mejor Semana Santa de toda España, justo después de Sevilla. Los jerezanos por regla general siempre hemos sido muy orgullosos, queremos mucho a nuestra tierra y eso nos hace “meter patinazos varios”. Cada fiesta, cada pueblo, cada procesión tienen cosas especiales que las hacen muy interesantes. El gran problema del cofrade es que no podemos irnos en esa semana tan querida de primavera a otras regiones lejanas a conocer otras realidades, eso es así. Sin embargo hay lugares históricamente y artísticamente hablando impresionantes colindantes a nuestra querida ciudad. Debemos conocer Cádiz y sus cofradías, Arcos y sus cofradías, Olvera y sus cofradías, Estepa y sus cofradías... muchos pequeños paraísos cofrades se encuentran más cerca de lo que pensamos para ser descubiertos por un publico que no camine con orejeras que le impidan ver la belleza de algunos lugares que nunca pensábamos que ocultaban tantos misterios. Viajen, conozcan, descubran e investiguen, ya verán que, como a mí, se les abren los ojos. Háganme caso.

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