viernes, 21 de enero de 2011

Nocturna Porvera

A los cinco años, el poeta sevillano Antonio Machado entró, junto con su hermano Manuel, en el colegio de D. Antonio Sánchez, en la capital andaluza. En su poema “Recuerdo Infantil”, plasmó sus años de infancia colegial:

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales. […]
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano […]

De ser Antonio Machado un chiquillo jerezano de 1880, teniendo que ir a la escuela en aquellos años, a la calle a donde debería dirigirse sería, sin duda, la calle Porvera. Calle jerezanísima, en la que se encontraban las escuelas del viejo Jerez. En la finca donde se erige, actualmente, la delegación de la ONCE, en la calle Gaitán, hasta 1977, se situaba el colegio de los Marianistas, desde que en 1888, llegara la congregación a hacerse cargo del Colegio de Humanidades de la Plaza del Mercado. La centenaria Escuela de San José, donde desde 1911 llevan realizando los Hermanos de las Escuelas Cristianas una intensa labor educativa entre las familias modestas de la ciudad. Dicho inmueble fue en el pasado “Casa de los Diezmos”, lugar donde se recogían las contribuciones de diezmos y primicias que los agricultores otorgaban a la Iglesia para su sostenimiento. O la escuela que se encontraba en la calle del mismo nombre, que desde el siglo XVI era la única que se encontraba en la antigua ciudad.

Posiblemente, la calle Porvera sea una de las pocas de las que los jerezanos conocen el motivo de su nomenclatura. En efecto, las gentes de Jerez solían decir: “la calle que va por la vera de la muralla”. Calle que conoció los nombres de Duque de Victoria, Sagasta y Marqués de Casa Arizón. El trozo que va de Chancillería al cruce con Ancha se llamó Victoria, debido a la Iglesia y convento situados en ese tramo de calle. La Iglesia de la Victoria fue construida, en el año 1639, según reza en una placa en su fachada de Porvera, como templo del convento de San Francisco de Paula, fundado un siglo atrás por los Padres Mínimos, del que aún se conserva su magnífico claustro, hoy patio interior de la Escuela de Artes, construido entre 1612 y 1636.

En la esquina con calle Chancillería podemos ver un trozo de lienzo de muralla y un torreón, ambos reconstruidos hace escasas décadas, que formaron parte de la antigua Puerta Nueva de la ciudad. En este lugar existió, desde principios del siglo XVIII, una capillita en la que se veneraba una imagen de Jesús Nazareno. La mencionada capilla fue cerrada en 1840 y derribada, junto con la Puerta del recinto murado.

Sin duda, de haber sido Antonio Machado jerezano, habría dedicado algún que otro magnífico verso a la gran metáfora visual que representa la calle Porvera, una calle que, gracias a sus jacarandas, presume de un aspecto siempre nocturno y mágico, que adormece a quien osa recorrérsela de arriba y abajo a media tarde.

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