jueves, 2 de diciembre de 2010

Caminito de Belén...

Desde que era pequeño, siempre he escuchado en mi casa por estas fechas, sobre todo de la mano de mi madre, que el mes de Noviembre siempre es el más largo del año, pues no alberga ninguna celebración o festejo, y esto hace que pase, meramente, por un mes convencional. Pero será que los tiempos cambian, y que uno ve pasar los años a una velocidad inconmensurable, porque desde hace algún tiempo, este comentario de mi madre se viene acompañado de una queja o pesar: “Hay que ver cómo pasa el tiempo.” En efecto, uno se despierta, más o menos frío, mira a su reloj y ve que el indicador de los días está a uno y, al darle la vuelta al calendario, se lee Diciembre. En ese momento algo reconforta nuestros adentros. No sé si es alegría, añoranza, sueño, ilusión o una mezcla de todas ellas. El caso es que la Navidad se huele, se percibe y, poco a poco se va notando. Y es por ello, queridos lectores, por lo que queremos que la Navidad tenga un protagonismo importante en nuestro blog. Así pues, dejando atrás a estos excepcionales jerezanos, vamos a iniciar una nueva temática, más que histórica, cultural, puesto que la cultura y las tradiciones también forman parte de la historia y la configuran; pero a la vez, una temática entrañable, un antes y un después, un pasado y un presente. Vamos a hablar de Navidad, de belenes, de villancicos, de cómo vive nuestra Jerez querida el Nacimiento de Cristo.

Así pues, en esta primera entrada navideña vamos a hablar sobre los belenes en Jerez. La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesús fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, realizando una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre (sin niño) con el buey y la mula en el interior de una cueva, basándose en la tradición cristiana, que ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el año 1877. Tras esta primera ocasión, y a partir del siglo XIV, el montaje de los belenes por Navidad se consolidó como tradición en la península itálica y fue pasando al resto de Europa. Sucedió así en España a mediados del siglo XVIII, cuando el virrey de Nápoles Carlos III de Borbón pasó a ser rey de España y promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia, llegando posteriormente a la práctica popular.

El belén representa por lo general a Jesús, María y José en un pesebre. La tradición los acompaña de una mula y un buey, y puede incluir representaciones de los pastores que adoran al recién nacido, de los tres Reyes Magos, de ángeles y de la estrella de Belén. Pero además de estas escenas, se acostumbran a incluir otras, relacionadas con toda la historia del nacimiento de Jesús, como son la Anunciación, la Matanza de los Inocentes por Herodes, e incluso otras menos relevantes como la visita de los Reyes Magos a Herodes o el Taller de Nazaret de José. Estos últimos son los que en nuestra ciudad se acostumbraban a ver en la tradicional exposición de Dioramas que organizaba la ya extinguida Caja de San Fernando, presentados con cerramiento exterior, con una única vista al frente, pudiendo contemplar paisajes cerrados cuyo realismo supera con mucho a los belenes abiertos. Obras llevadas a cabo utilizando técnicas específicas y sofisticadas, intentando que el paisaje y el entorno del belén sea lo más realista posible y proporcione una serie de sensaciones similares a las de la contemplación de una obra artística. El estilo de las figuras y el paisaje, pueden ser hebreos, que recrean el Belén en Palestina, o locales, que utilizan paisajes y figuras ambientadas costumbristamente.

Así se constituyen los belenes en nuestra tierra, y así los entiende también la Asociación de Belenistas de nuestra ciudad, fundada el 7 de Febrero de 1976, y entre otros de sus fines se encuentra conmemorar el nacimiento del Niño Dios en las Fiestas de Navidad o propagar y fomentar la cristiana costumbre de la instalación del "Nacimiento". Es a raíz de los crecientes éxitos obtenidos con las sucesivas Exposiciones de Dioramas de Belenes iniciadas en la Navidad de 1979, cuando la directiva, tras la Navidad de 1981, decide encargar a Martín Castells la realización de un grupo de figuras exclusivas "a palillo”. Este encargo marcó en la Asociación el inicio de una tradición que se sigue manteniendo hoy día, y es la realización de un Belén monumental abierto al público cada Navidad, siendo el primero de ellos del año 1982, de ambiente asturiano, en el que un típico hórreo acogía al divino parto.

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